Durante décadas hemos oído hablar del uso de portafolios en los procesos pedagógicos y las diversas utilidades que tiene este recurso por parte del docente, dependiendo del nivel o el grado en que ejecuta su labor.
Algunos definen el portafolio como si fuese un bulto o cartera en el que trasladan materiales al centro educativo. Otros lo califican como una carpeta elaborada con cartulina, en la cual agrupan los productos elaborados por el estudiante.
Un estudio realizado por alumnos egresados de universidades ubicadas en Burgos y Ucrania, especifica que el portafolio es un sistema de aprendizaje y de evaluación que permite recoger un conjunto de evidencias del proceso de aprendizaje y de lo aprendido, resultado de diferentes actividades realizadas por el estudiante.
La investigación establece, que el portafolio es un instrumento de enseñanza-aprendizaje que facilita una metodología de trabajo didáctico en el que el alumnado participa activamente y se implica en su propio proceso de aprendizaje, donde profesores y estudiantes comparten los criterios de evaluación y, al mismo tiempo, se mejora la atención a la diversidad.
Para el educador y sicólogo estadounidense, Lee Shulman, el portafolio es un acto teórico de documentación y reflexión, un intento de captar un aspecto amplio de la enseñanza y el aprendizaje del estudiante, que después se transforma en una modalidad narrativa para ser examinada, observada y representada.
Sin embargo, hoy en día no se contempla únicamente el portafolio como una herramienta palpable, ya que la era de la tecnología y la información trajo consigo, una serie de transformaciones en el ámbito educativo del mundo y nuestro país no es la excepción.
No obstante, se debe contemplar que no todas las comunidades están dotadas de los requerimientos necesarios para que profesores y estudiantes puedan acceder a herramientas posicionadas en la nube. Son varias las aristas que se deben analizar desde esta perspectiva.
Si bien es cierto que se ha hecho un gran esfuerzo por digitalizar planteles diseñados para los procesos de enseñanza, no menos cierto es, que todavía hay localidades donde la energía eléctrica es una meta por lograr.
Lamentablemente en nuestro país, existen poblaciones menos favorecidas y víctimas de la desigualdad social, donde la falta de un padrino político limita sus derechos a educarse de forma igualitaria, con facilidades que le permitan conectarse a internet sigue siendo una odisea.
En ese sentido, se considera necesario que el Ministerio de Educación de la República Dominicana (Minerd), realice los levantamientos de lugar, para que toda o la gran mayoría de la comunidad estudiantil tenga la misma oportunidad de desarrollo y no enfrente tantas limitaciones para acceder a herramientas como Google Drive, la cual permite disfrutar de una experiencia educativa más cómoda y dinámica, facilitando al docente crear carpetas digitales, sub-carpetas, formularios tipo examen, etc.
De ese modo, valdrá totalmente la pena diseñar proyectos educativos donde además de que las áreas puedan integrarse, todo profesor o alumno pueda utilizar como herramienta de trabajo y recopilación de evidencias, un Portafolio Digital.