Los astrónomos emplearon diferentes instrumentos instalados en los telescopios del proyecto VLT, ubicados en Chile, para hacer sus respectivas observaciones.

Dos grupos internacionales de astrónomos reportaron en sendos artículos sus resultados sobre las secuelas del impacto de la sonda DART de la NASA contra el asteroide Dimorphos, que tuvo lugar en septiembre del año pasado, informó este martes el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés).

La colisión controlada, que ocurrió a 11 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, pudo ser observada por los científicos mediante los cuatros telescopios que forman parte del proyecto Telescopio Muy Grande (VLT, por sus siglas en inglés) del ESO. Estos dispositivos ópticos se encuentran en el Observatorio Paranal, en el desierto de Atacama (Chile).

En la primera investigación, publicada en la revista Astronomy & Astrophysics, se examinó durante un mes la evolución de la nube compuesta de material eyectado del objeto rocoso. Estas observaciones se realizaron a través del instrumento espectroscópico MUSE, que está instalado en el cuarto telescopio del VLT.

ESO / Opitom et al.

Los especialistas descubrieron que esta nube podría estar constituida por partículas de polvo muy finas. Asimismo, encontraron que, en los días posteriores al choque, se formaron otras estructuras, como cúmulos y espirales, así como una larga estela empujada por la presión de la radiación solar. En el caso de las espirales y la estela, se sugirió que podían hechas de partículas de polvo más grandes.

Sin embargo, al tratar de buscar la presencia de oxígeno y agua provenientes del hielo expulsado por el impacto, los investigadores no detectaron ninguno de estos elementos. Esto se debe a que, a diferencia de los cometas, los asteroides tienen pocas cantidades de hielo en su composición. Tampoco se localizaron los restos del propulsor de la DART.

La superficie de Dimorphos resultó alterada

Con respecto al otro estudio, publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters, se exploró como la colisión de la nave ‘kamikaze’ modificó la superficie de Dimorphos. Para llegar a esta conclusión, los astrónomos monitorearon al cuerpo celeste rocoso con luz polarizada mediante el espectrógrafo FORS2, que se encuentra en el primer telescopio del VLT.

Se propuso que la alteración del asteroide se debió a que el choque expulsó más material prístino (rocas de silicato) de su interior. Además, se insinuó que otra posibilidad es que el impacto destruyera las partículas de polvo en la superficie, expulsando así otras mucho más pequeñas a la nube de escombros.

“Esta investigación aprovechó una oportunidad única cuando la NASA impactó un asteroide”, comentó la astrónoma Cyrielle Opitom, de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), quien indicó que esta situación “no puede repetirse en ninguna instalación futura”. “Esto hace que los datos obtenidos con el VLT alrededor del momento del impacto sean extremadamente valiosos para comprender mejor la naturaleza de los asteroides”, concluyó.

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