Nuestros sentimientos, traumas, historias de abandono, nuestro temperamento y manera de ser: chocan con un paquete similar que tiene nuestro cónyuge. 

Tratamos en la pareja de ser compañía del otro, queremos acariciar su alma, pero a veces recibimos un cónyuge con heridas en el alma, con resentimientos, con una infancia de abuso físico y sexual, en fin…con grandes heridas que no le permiten disfrutar el amor y la compañía de su pareja.

Debemos curar internamente y encontrarnos a nosotros mismos, así podemos encontrar al otro, descubrir su compañía y no depender de otra persona para ser feliz. 

Lidiar con nuestra soledad existencial primero, darle sentido a nuestra vida. Así nunca estaremos sólos y disfrutaremos de la vida cuando estemos acompañados o cuando estemos sólos

La soledad ya no será un espacio de tristeza, sino una oportunidad de encontrarnos con nosotros mismos y una posibilidad de crecer y de vivir con alegrías, sin odios, ni resentimientos. 

De esa manera los demás disfrutarán nuestra compañía y juntos enfrentaremos a la soledad, con amistad y amor.

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