La vida de los artistas tiene varias etapas y cuando es joven y talentoso muchos son los que dan lo mejor en esos primeros años. Luego por la comodidad del éxito o porque ya no son novedad, su incidencia baja.
No ha sido el caso de Martin Scorsese (Nueva York, 1942) quien a sus 77 años todavía es un referente al cine que se hace hoy. Su última película, “El irlandés” (The Irishman) tiene el poder visual y una forma narrativa que muestran a un artista que no ha prerdido su pulso y continúa en sus trece y disparando sus historias ambientadas en el bajo mundo.
“El irlandés” ofrece al espectador un paseo por una historia que, a pesar de sus 209 minutos (tres horas y 29 minutos), es una delicia en cada plano, cada coreografía de los grupos actorales y movimientos de cámara, se disfruta por el cuidado que se ha puesto en cada detalle.
Pero también es un gusto ver a Robert De Niro, quien interpreta a Frank Sheeran, apodado el irlandés, a Al Pacino, como Jimmy Hoffa, pero sobre todo a Joe Pesci, como Russell Bufalino.
Este último ofrece la mejor caracterización del metraje, mostrando que valió la pena que insistieran hasta la saciedad para que aceptara salir de su retiro y ofrecer una actuación apabullante al lado de dos pesos pesados como De Niro y Pacino.
Contada en flashbacks, la cinta abre con un traveling hacia delante que va mostrando el asilo en el que está recluido Brandt, luego de dejar atrás una vida de activa criminalidad al lado de Bufalino y Hoffa.
De aquí los saltos en el tiempo serán la norma a medida que el irlandés vaya recordando su pasado, y en esa estructura narrativa de adelantar y atrasar se encuentra parte del encanto del filme, que hace de Scorsese un artesano que va llevando su historia como por una montaña rusa.
Esto mostrando como entorno de la historia que narra a hechos que marcaron la vida de los norteamericanos de los años 60 y 70.
Cambios temporales en los que los actores principales, De Niro, Pesci y Pacino, de 76 los dos primeros y 79 años el tercero, sean rejuvenecidos con efectos CGI (Computer-generated imagery), algo nuevo en el cine de Scorsese, que en el pasado hubiera hecho con por lo menos dos actores y maquillaje. Esto le resta un poquito, ya que los movimientos de los actores haciendo de gente mucho más joven no siempre se ven convincentes (el momento en el que De Niro golpea al dependiente de la tienda por haber empujado a su hija).
Sin embargo, sí funcionan con mayor edad, y he ahí la metáfora del filme, que se empeña en mostrar la decadencia de un grupo de hombres que en sus años buenos fueron implacables.
Uno de los puntos que marcan el tempo del filme es el viaje que emprenden Bufalino y Sheeran con sus respectivas esposas, dando al espectador detalles, cosa que sucede en muchos momentos cuando se quieren presentar los rasgos de la personalidad de cada rol (el hecho de que Bufalino no soporte el cigarrillo), y en otro momento que Hoffa (Pacino) no tolere la impuntualidad y que sea astemio (la escena en la que se queja porque Tony “Pro” Provenzano no solo ha llegado tarde, sino que fue en pantalones cortos es, aparte de genial, muy divertida.
De igual forma, los diálogos, que aunque puedan parecer sin importancia para el desarrollo de la trama como el del pescado en el carro entre Chuckie O’Brien (Jesse Plemons)y Sally Bugs (Louis Cancelmi), pero que son muy creativos.
DETALLES
Inspiración.
“El irlandés” narra la vida de Frank Sheeran, un asesino en cuya biografía “He oído que pintas casas” (I Heard You Paint Houses, de Charles Brandt) se basa la cinta.
Guionista.
El guion es de Steven Zaillian(California, 1953), responsable de escribir los de “American Gangster”, “Gangs of New York” (de Scorsese) “Hannibal” y “La lista de Schindler”, por el que ganó un Oscar.
Fuente: Listín Diario