Al elegir pareja y tener hijos, estamos conformando biológicamente hablando, una familia. Sin embargo, no necesariamente existe un “proyecto de familia”.
A veces la puerta de la separación de la pareja, está abierta desde el inicio de la relación. No hay tolerancia y no se quiere renunciar a la individualidad.
Un proyecto de familia exige sacrificios. Hay que cuidar una pareja y hay que acompañar el crecimiento físico y emocional de los hijos.
Debemos ser justos con nuestros hijos y darle su espacio a cada uno. No tener hijos especiales.
Con la pareja hay que planificar las etapas que vienen en el ciclo de la familia. Cuidar la relación de pareja favorece el crecimiento emocional de nuestros hijos e hijas.
Cuando la relación de pareja se deteriora, los hijos pueden presentar síntomas y problemas de conducta. Un buen tránsito en la vida no debe descuidar el crecimiento de ambos miembros de la pareja.
La pareja debe mantener buena intimidad, pasión y estar en capacidad de seguir viviendo juntos, cuando el nido este vacío que es la etapa en la que los hijos adultos abandonan el hogar y dejan a la pareja sola.