Los proyectiles sin explotar clavados en la lava del volcán Mauna Loa.
El turista Kawika Singson estaba caminando por tierra cubierta de lava en la isla Grande de Hawái cuando tropezó con dos bombas sin explotar en una ladera del volcán Mauna Loa. Se trataba de los restos de un intento de desviar un flujo de lava que tuvo lugar en 1935, según el blog del Observatorio de Volcanes de Hawái (HVO).
En aquella ocasión, el flujo de lava comenzó a disminuir al día siguiente. Sin embargo, los científicos creen que esa reducción fue casi una coincidencia.
Las dos bombas oxidadas fueron encontradas por Singson, un aventurero que caminaba por los campos de lava de Mauna Loa el 16 de febrero y tropezó con las bombas dentro de un tubo de lava, según el diario West Hawaii Today, citado por LiveScience.
Los oxidados artefactos que encontró Singson eran pequeñas “bombas-puntero”, que contienen solo una pequeña carga y se utilizaron para apuntar 20 bombas de demolición MK I, cada una de las cuales contenía 161 kilogramos de TNT.
Una investigación de la década de los 70 sugirió que los resultados del bombardeo fueron una ilusión.
“El examen en el lugar no mostró evidencia de que el bombardeo hubiera aumentado la viscosidad, y el cese del flujo de 1935 poco después de las detonaciones debe considerarse una coincidencia”, concluyeron los investigadores.
Actualmente, los científicos piensan que el bombardeo efectuado por la Fuerza Aérea de EE.UU. por encargo del entonces fundador de HVO, el vulcanólogo Thomas A. Jaggar, ocurrió cuando el flujo de lava ya estaba disminuyendo.