El empresario de Santiago resalta que no son dádivas ni privilegios, sino inversiones estratégicas del Estado que resultan en aportes del sector privado.
Santo Domingo.- La política de incentivos fiscales ha funcionado como promotor de sectores importantes como turismo, industria, cine, zonas francas y energía, a través de exenciones impositivas y beneficios fiscales, que se implementan con la finalidad de fomentar la inversión, impulsar el crecimiento económico, la competitividad y la generación de empleos en República Dominicana.
“En un mundo interconectado, los países líderes no son necesariamente los más grandes o ricos, sino aquellos que saben diseñar políticas visionarias que promueven la educación, la innovación, el empleo y la competitividad. Aquí es donde los incentivos desempeñan un papel crucial”. Fueron las palabras del presidente de la Corporación de Zonas Francas Santiago (CZFS), Miguel Lama Rodríguez, durante su participación como expositor en el IV Foro Económico, organizado por el periódico elDinero.
En su ponencia “¿Cómo los incentivos a la industria fomentan el empleo de calidad y el desarrollo?”, Miguel Lama abordó la importancia de los incentivos como motor de desarrollo y su papel en la creación de empleos de calidad. Resaltó que, más allá de ser beneficios fiscales, estos son una herramienta estratégica que fomenta la competitividad y promueve la transformación económica del país.
“Los incentivos no son dádivas ni privilegios, sino inversiones estratégicas que resultan de un pacto entre el Gobierno, el sector privado y la sociedad. Sin embargo, este concepto se malinterpreta con mucha frecuencia, viéndose como si fuesen concesiones innecesarias”, explicó haciendo énfasis en que estos deben ser vistos como inversiones estratégicas en la economía nacional y no como meras concesiones.
El empresario estableció una diferencia entre los incentivos y subsidios: “Por ejemplo, programas como Bono Gas o Supérate, aunque útiles a corto plazo, en realidad no generan cambios estructurales ni sostenibles. En contraste, incentivos bien diseñados promueven inversiones, empleo de calidad, innovación y productividad. Los incentivos exigen resultados medibles y tienen efecto multiplicador en la economía, rompiendo ciclos de dependencia y creando un crecimiento sostenible”, indicó.
Resaltó que estos han beneficiado sectores como el de las zonas francas, donde actualmente operan alrededor de 800 empresas de clase mundial que generan más de 200,000 empleos y exportaciones cercanas a los US$10,000 millones. Subrayó, también, que la inversión en incentivos ha permitido que, por cada dólar invertido, el sector devuelva US$20 al valor agregado de la economía nacional en diversas áreas.
El impacto positivo de los incentivos también se evidencia en el sector turístico, donde gracias a las exenciones, se ha desarrollado una robusta infraestructura que incluye más de 80,000 habitaciones, puertos de cruceros, aeropuertos y un ecosistema de servicios que han permitido la consolidación de República Dominicana como uno de los destinos preferidos en el Caribe.
En contraste con estos logros, el debate sobre una reforma fiscal ha generado incertidumbre en torno al futuro de los incentivos. Lama advirtió que cualquier reforma que limite estos beneficios podría impactar negativamente en sectores productivos, como ha ocurrido en otras naciones donde reformas fiscales mal planificadas han debilitado el crecimiento económico.
Retos y oportunidades
Según Miguel Lama, es necesario diversificar la economía hacia sectores con mayor valor agregado, con el incremento de la inversión en investigación y desarrollo, la cual actualmente representa solo el 0.03% del PIB, una cifra muy baja en comparación con el promedio del 2% en países desarrollados.
También, destacó la importancia de resolver deficiencias en la infraestructura, especialmente en los sectores energético y de transporte, áreas que afectan la competitividad del país.
Lama instó a modernizar la legislación laboral para adaptarla a las demandas actuales, lo que, según él, requerirá decisiones audaces por parte de los legisladores. Enfatizó, también, la mejora de la eficiencia del gasto en el 4% del PIB destinado a educación, minimizando los subsidios, así como la necesidad de profesionalizar y despolitizar el sistema educativo, y sugirió que tanto el sector público como el privado deberían recibir incentivos basados en resultados académicos y méritos, vinculados al presupuesto nacional de educación.
Marco legal
En República Dominicana, el marco legal incluye una serie de leyes diseñadas para estimular el desarrollo de sectores económicos a través de exenciones fiscales y otros incentivos. Entre esas, la Ley 8-90 sobre Fomento de Zonas Francas que impulsa su crecimiento otorgando exenciones de impuestos para fomentar la exportación y la creación de empleos.
En el ámbito turístico, la Ley 158-01 de Fomento al Desarrollo Turístico, beneficia a proyectos en áreas de interés prioritario mediante exenciones fiscales para el crecimiento de la industria turística. Además, la Ley 108-10, Ley General de Cine para el fomento de la actividad cinematográfica, que ha ayudado al país a posicionarse como un destino atractivo para producciones internacionales, brindando importantes beneficios fiscales a esta industria emergente.
También, la Ley 392-07 de Competitividad e Innovación Industrial que incentiva la modernización del sector manufacturero, reduciendo cargas impositivas para estimular la inversión en tecnología y exportaciones. Por último, la Ley 57-07 de Fomento a las Energías Renovables que impulsa el desarrollo de energías renovables mediante exenciones que favorecen proyectos de energía limpia, contribuyendo a una matriz energética más sostenible.
Estas leyes reflejan la estrategia del país para estimular la economía y atraer inversión extranjera directa, aunque también se han convertido en un tema de debate en el contexto de la reforma fiscal, donde se evalúan ajustes para mejorar el equilibrio fiscal.