Corría el sudor por la espalda de Mario. El duro trabajo en la calle y el tratar a gente dificil era su cotidianidad. Una empresa de electrodomésticos lo contrató como cobrador. 

Tenía que luchar con gente incómoda de encontrar y con algunos que no querian pagar. Su mujer, maestra de básica. Era de exquisito carácter y entregada a su esposo e hijos. Se había mudado desde el norte del país para casarse con Mario.

Afrontó muchos cambios por amor. Sin embargo, sufre por las debilidades de su marido. Ya ha tenido varios amoríos y ahora se ha enamorado de una chica de 22 años y quiere separarse de su esposa.

Cuando hacemos cosas que no queremos, estamos en una paradoja. Caminamos al matadero sabiendo que nos van a sacrificar. Nos arriesgamos a perder la familia, el prestigio y otras cosas importantes, por un deseo que no podemos controlar.

Henry era un joven ejemplar en los estudios. Su padre, un reconocido abogado de la ciudad. 

Henry además de buen estudiante era la alegría de sus compañeros del colegio. Muy popular, pero era tan sociable que no discriminaba entre sus amigos. A veces los de peor reputación eran sus preferidos. 

Conoció a José, un joven que ya había experimentado con la marihuana. Lo convenció y ambos empezaron a drogarse. Las notas de Henry se desplomaron. 

Olvidó un consejo de su padre de que era mejor ser como la res mala, esa vaca de la manada que se aísla y anda sola. Es mejor, decía su padre, andar sólo y no con personas de mala influencia. 

Nuestros malos hábitos nos atrapan. Luego queremos salir de ellos pero no podemos. Sabemos que algo que nos daña nos hundirá, pero seguimos haciéndolo, como decía Pablo, aquello que no quiero hacer, eso hago.

Destruimos nuestras relaciones de pareja. Nos entregamos a vicios y a placeres y nos negamos a realizar cambios. En una dinámica de pareja que no está funcionando bien, se requieren cambios. 

Hay que cambiar pautas de la relación que son destructivas y aspectos individuales como hábitos negativos y falta de compromiso. 

Es necesario sacrificar el hedonismo y procurar que el proyecto de pareja funcione.

La paradoja es que muchos que son conscientes de los cambios que tienen que realizar, no los realizan. A veces no buscan terapia. 

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