El domingo, diez personas, entre ellas siete religiosas, fueron secuestradas en una ciudad cercana a Puerto Príncipe.

El Gobierno de Haití presentó este miércoles su dimisión en medio de la grave crisis política y de inseguridad que atraviesa el país y tras la creciente presión de varios sectores, entre ellos la Iglesia Católica, que llegó a calificar al Ejecutivo como una ‘dictadura del secuestro’. 

“La renuncia del Gobierno, que acepté, permitirá abordar el flagrante problema de la inseguridad y continuar las discusiones con miras a alcanzar los consensos necesarios para la estabilidad política e institucional de nuestro país”, escribió en Twitter el presidente, Jovenel Moise.

En el mismo mensaje, Moise anunció el nombramiento de Claude Joseph, hasta ahora titular de Exteriores, como nuevo primer ministro. 

Pobreza y violencia

Desde enero de 2020, el Parlamento de Haití se encuentra suspendido y el presidente gobierna por decreto, lo que ha elevado los niveles de desconfianza de una población golpeada por la pobreza y el repunte de la violencia procedente de las pandillas armadas.

El descontento se agravó el domingo, cuando diez personas, entre ellas cinco religiosas haitianas y una monja y un cura franceses, fueron secuestradas en la ciudad de Croix-des-Bouquets, próxima a Puerto Príncipe. 

En un comunicado, la Conferencia Episcopal de Haití pidió a las instituciones católicas llevar a cabo el jueves un paro laboral en protesta “contra los malos actos en el país”.

Por su parte, en otro comunicado, la arquidiócesis de Puerto Príncipe lamentó “el descenso a los infiernos de la sociedad haitiana” y criticó que las “autoridades públicas no hacen nada para solucionar esta crisis”. Mientras, desde Francia, el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció la activación de su unidad de crisis.

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