“Nos sorprendió la cantidad de funciones cerebrales vitales de los peces que se ven afectadas por los plastificantes utilizados en numerosas industrias”, señala Elisabeth Schirmer, coautora del estudio.
Biólogos de la Universidad de Bayreuth, en Alemania, publicaron este lunes un estudio en la revista científica Communications Biology, en el que advierten que ciertos plastificantes presentes en muchos objetos cotidianos podrían causar daños en el cerebro de los seres humanos.
“Nos sorprendió la cantidad de funciones cerebrales vitales de los peces que se ven afectadas por los plastificantes utilizados en numerosas industrias. Este daño, como pudimos demostrar, no ocurre de inmediato. Sin embargo, cuando las células cerebrales se exponen a pequeñas cantidades de BPA (plastificante bisfenol A) o BPS (plastificante bisfenol S) durante un mes, el daño es inconfundible“, asegura Elisabeth Schirmer, estudiante de doctorado de la Universidad de Bayreuth y coautora del estudio.
Los bisfenoles son productos químicos que se utilizan en la fabricación de una gran cantidad de productos plásticos como envases de alimentos, platos, botellas, juguetes, empastes dentales, chupetes para bebés, entre otros.
El estudio muestra que incluso pequeñas cantidades de los bisfenoles alteran la comunicación entre las células nerviosas del cerebro de los peces. Los investigadores consideran que es muy probable que también se produzcan interferencias similares en los cerebros de otros vertebrados, incluidos los seres humanos.
“Se sabe que numerosos trastornos en el sistema nervioso de los vertebrados se desencadenan por el hecho de que las señales estimulantes y las señales inhibidoras [de las células nerviosas] no están coordinadas de manera adecuada. Por lo tanto, es alarmante que los plastificantes BPA y BPS perjudiquen precisamente esta coordinación de forma significativa”, explica Peter Machnik, autor principal del estudio.
Ante los resultados encontrados, el grupo de investigadores ha hecho un llamado para empezar a utilizar en todo el mundo plastificantes alternativos que no supongan un riesgo para el sistema nervioso central.
“Es esencial que la ciencia y la industria desarrollen nuevos plastificantes que sean seguros para la salud humana”, concluye Machnik.