La decisión del Banco de Canadá de reducir las compras de activos y anticipar una eventual subida de tipos de interés ha puesto en guardia a los inversores, que empiezan a demandar más claridad sobre sus planes a la Reserva Federal de EEUU (FED) y, sobre todo, al Banco Central Europeo (BCE).
Analistas y gestoras de inversión consideran que la última reunión del Consejo de Gobierno del BCE, celebrada el jueves, no sirvió para reducir las incertidumbres y confían en que la institución financiera defina con mayor nitidez sus planteamientos en la cita de junio. En este contexto, el martes y el miércoles se reúne el Comité Federal de Mercado Abierto de la FED.
Al igual que ocurrió durante la última crisis financiera, los bancos centrales se han convertido en el máximo referente de los mercados, que escrutan con lupa cualquier movimiento o cualquier indicio sobre sus planes.
La posibilidad de una retirada prematura de los estímulos monetarios es ya la principal preocupación de los inversores, por encima de las cuestiones relacionadas con la epidemia del covid-19.
Incertidumbre mientras llega junio
«Todavía no sabemos qué pretende hacer el BCE más allá de las próximas seis o siete semanas», apunta Bank of America en un informe reciente.
Según la entidad, durante la conferencia de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, se preguntó varias veces a la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sobre el ritmo de compra de bonos cuando la economía vuelva a la normalidad.
«No obtuvimos respuestas y eso crea problemas. El panorama es incierto y eso retrasa o pospone indefinidamente las decisiones económicas», subraya Bank of America.
En la misma línea, el banco de inversión japonés Nomura señala que la intervención de Lagarde «arrojó pocas novedades» y no aclaró en qué circunstancias podrían reducirse las compras de activos.
El Consejo de Gobierno del BCE decidió el jueves mantener los tipos de interés y el ritmo de compra de bonos, que había acelerado en marzo para hacer frente al repunte de las rentabilidades de la deuda pública.
«La reunión de junio será más importante, ya que el BCE tendrá que sopesar una serie de factores -evolución de la pandemia de coronavirus, de los procesos de vacunación y de las previsiones macroeconómicas- y decidir si reduce o no el ritmo de compras mensuales de activos», indica Aberdeen Standard Investment.
El grupo suizo Lombard Odier cree que el debate sobre los programas de compra de activos ha perdido trascendencia en las últimas semanas porque las rentabilidades de la deuda pública se han relajado tanto en Europa como en EEUU.
Precisa que los avances de la vacunación, la reapertura de la economía y los estímulos fiscales pueden presionar de nuevo al alza a los intereses de la deuda.
«Será relevante la reunión de junio (del BCE), cuando haya más claridad sobre el progreso de las vacunaciones y nuevas proyecciones sobre el crecimiento y la inflación», recalca DWS, la gestora de Deutsche Bank.