Las decisiones marcan nuestras vidas. En ocasiones una mala decisión destruye todo lo bueno que hemos hecho por años. 

Debemos tomar decisiones con la razón y no con las emociones (Bowen). 

Roberto siempre fue amante de los deportes. Desarrolló una gran musculatura y conocía artes marciales. Era muy educado y estaba en la Universidad. 

Una noche fue a una discoteca con su novia. De repente un tipo se les acercó a la mesa y manoseó a la novia. Le reclamó al irrespetuoso hombre quien de inmediato sacó un arma de fuego. 

Roberto con sus habilidades le quitó el arma y en fracciones de segundos, con la pistola, le quitó la vida al desconocido. Hoy guarda prisión. No pudo controlar sus emociones, un joven con un gran futuro. 

Nuestra vida requiere que usemos más la razón para nuestros actos. Debemos controlar las emociones.

 En todas las facetas de nuestra vida debemos controlar la ira, el enojo y otras pasiones que nos pueden gobernar. Hay que tomar tiempo fuera y calmarnos. 

Debemos sopesar el daño que nuestras decisiones nos pueden causar y el daño que provocamos a quienes amamos. 

La Terapia Familiar nos ayuda a mejorar nuestra diferenciación, nuestra capacidad de separar la emoción de la razón. 

Así dejamos que lo intelectual nos guíe y controlamos el piloto automático que dorige las emociones de quienes tienen baja diferenciación.

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