El Estado debe aceptar que sus políticas públicas en contra de los feminicidios en República Dominicana, son insuficientes o están fracasando. Necesitamos un cambio en la manera de resolver nuestros conflictos. No debe ser la violencia sin sentido contra la mujer y contra si mismo. Es necesario dejar de querer con apego y ser presos de los celos.
Hay otras vías diferentes como aceptar una separación, ir a terapia en pareja o como han hecho algunos hombres, que sintiendo pensamientos “feminicidas’’, acuden solos a terapia a tratarse su tendencia irracional.
Los que tenemos hijos (varones) les debemos educar desde la casa, para que no sean violentos y conversar con ellos sobre estos casos, prepararlos para que nunca actúen de esta manera y sepan aceptar la separación como algo normal.
A las niñas debemos explicarles el ciclo de la violencia (en la casa, escuela, talleres) y que no permitan más de la primera golpiza. Y que se preparen mentalmente y conversen con sus novios acerca de la violencia que no tolerarán.
Hay que reforzar la parte educativa de manera masiva con una gran inversión, y las casas de acogida y servicios judiciales que sean eficientes y que se lleve a cabo la persecución y apresamiento de agresores.
Además debe crearse una unidad estatal de investigación de casos de feminicidios para recabar informaciones acerca de nuestra realidad, estudiarse el maltrato físico y Psicológico, que es la antesala a estas desgracias.
El Estado debe reaccionar con más energía porque la crueldad de estos casos nos golpea la cara y el alma. La barbarie que mostramos brinda una imagen incivilizada de nuestra nación y llena de luto a hijos que quedan huérfanos y a cientos de familia en duelo, por la pérdida de la mujer asesinada o el hombre feminicida y suicida.