La humanidad vive tiempos de incertidumbre y miedo. Con despidos laborales, empresas quebradas y preocupaciones por la salud propia y la de familiares: recibimos un impacto en nuestro interior que puede manifestarse como ansiedad, ataques de ansiedad, insomnio, depresión y conflictos relacionales de pareja o familiares. 

Frente a la incertidumbre existencial y el bombardeo provocado por las adversidades modernas y los cambios que impone la pandemia: se requiere un yo fuerte y creencias sólidas que nos permitan enfrentar las contingencias de la vida. 

Para vivir requerimos tener motivación e inspiración. Vivir con sentido la vida,  protege nuestro estado de ánimo y nos proyecta más allá de nuestro egoísmo; así podemos pensar en ayudar a los demás y tener una razón para vivir que valide nuestra existencia.

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