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DOHA
“El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes de la vida”, patentó Arrigo Sacchi.
Y si hay un escenario en la que la frase del legendario técnico italiano calza a la perfección es un Mundial, donde una victoria pude celebrarse como el nacimiento de un hijo y la derrota duele como la pérdida de un ser querido.
Y sólo se trata de fútbol.
Ese sube y baja de emociones quedó retratado el sábado en la particular reacción del técnico de Argentina, Lionel Scaloni, y su ayudante, el “Payaso” Pablo Aimar, tras cada uno de los goles para el triunfo 2-0 sobre México por el Grupo C.
Tras la inesperada derrota en el estreno ante Arabia Saudí, una de las peores en la historia de Argentina en mundiales, una victoria se había vuelto indispensable para evitar una debacle mayor, la de quedar eliminado por primera vez en apenas dos partidos.
Tras finalizar el primer tiempo en cero, el capitán Lionel Messi llevó calma a los sudamericanos con un zurdazo desde la medialuna del área a los 64 minutos.
La imagen tomó a Aimar jadeando en la banca, tratando de buscar aire. Scaloni y su otro ayudante, Walter Samuel, se sentaron a su lado y trataron de calmarlo.
El volante Enzo Fernández le puso moño al triunfo con un exquisito derechazo al ángulo a los 87 minutos. Y en ese momento fue Scaloni quien se quedó un momento sentado en la banca, con lágrimas en los ojos mirando a la nada.
“Habría que tener un poco más de sentido común y pensar que es solo un partido de fútbol”, reflexionó Scaloni en la posterior conferencia de prensa. “Yo recibí ahora un mensaje de mi hermano llorando, que se fue al campo para no ver el partido. No puede ser. La sensación es que te estás jugando más que un partido y la verdad es que no lo comparto”.
Scaloni y Aimar jugaron en la selección desde las juveniles, al igual que Samuel y el cuarto asistente, Roberto Ayala. Es un cuerpo técnico de bajo perfil y discurso moderado.
La reacción de ambos en el estadio Lusail da una pista de la pesada carga que jugadores y cuerpo técnico llevaron sobre sus hombros en la previa al duelo contra los mexicanos.
“Tenemos que corregirlo”, afirmó Scaloni. “Intentaremos seguir por el camino de que ellos (los jugadores) sientan que es un partido de fútbol. De lo contrario, cada vez que tengas que jugar por un partido, una fase eliminatoria, o hasta jugando a las bolitas con la selección argentina va a ser siempre así”.
Parece utópico en un país que se paraliza durante el Mundial.
“Es difícil hacerle entender a la gente que mañana sale el sol, ganes o pierdas”, aseveró Scaloni. “Lo importante es cómo hiciste las cosas o si intentaste hacerlas lo mejor posible”.