Frente a la pandemia que está afectando al mundo y la economía de todos los países, el comportamiento económico y financiero de la República Dominicana para este año 2020 es cada vez más incierto, debido a los efectos causados por el COVID-19, provocando grandes cantidades de despidos de trabajadores en las empresas e industrias del país, así como la paralización casi total de todas las actividades productivas de la nación.

Lo anteriormente expuesto genera un clima de desesperación y pánico en las familias y jefes de hogares, quienes tienen que marcharse a sus casas sin trabajo ni dinero para comer ellos y sus parientes, además de que tampoco pueden dedicarse por lo pronto a otros oficios, debido a la cuarentena y al llamado de las autoridades a quedarse en sus casas para evitar el contagio del Coronavirus y por otra parte también al toque de queda, que les imposibilita hacer diligencias o trabajos después de las 5:00 de la tarde por temor a ser apresados.

Se puede visualizar que lo que viene podría ser mayor y provocar una crisis mundial originada por el COVID-19, donde miles de personas de todo el mundo quedan sin empleos y sin recursos para pagar sus servicios básicos y ni siquiera para comprar comida, lo que ya ha comenzado a generar  preocupación a gran parte de los gobernantes del mundo.

El mundo está cerca de vivir una de las mayores crisis sanitarias de la historia nunca antes vista en la humanidad, se estima que en los próximos meses la población mundial podría alcanzar el pico más alto de la propagación de la enfermedad, lo que además de la muerte de muchas personas, desencadenaría una crisis económica global sin precedentes.

Todo el aparato comercial, productivo y económico ha dejado de operar casi en su totalidad, y la gente también ha dejado de comprar y consumir, lo que provoca efectos directos sobre las bolsas y los mercados de valores, donde se comercializa con el valor de las empresas, las industrias y las materias primas.

El caso ha tocado las puertas de organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), los cuales han advertido que la pandemia puede reducir el crecimiento económico y productivo en todo el mundo y cuyos efectos se podrían sentir en los próximos 3 años.

En una cirscuentancia como la que actualmente se está viviendo en el mundo entero, los estados y jefes de gobierno,  se han visto en la obligación de inyectar grandes sumas  de dinero y hasta tomar prestamos en organismos internacionales para que el sistema productivo siga funcionando, aunque sea a medio dar, asumiendo los presidentes la responsabilidad de asumir el pago a las personas que se han quedado temporalmente sin trabajo, como es el caso de los empleados de hoteles, bares y restaurantes, para que  sigan cobrando sus sueldos y poder pagar sus obligaciones, o que las empresas no paren de producir y puedan pagar a sus trabajadores.

Tal es el caso de la República dominicana, la cual hizo una solicitud al Banco Mundial por US$150 millones para respaldar los esfuerzos del país en la implementación de las medidas de emergencia, para contener la propagación del COVID-19 (coronavirus) y gestionar el impacto de la pandemia, además de que se comprometieron a entregar hasta 8,500 pesos del salario de los empleados formales que hayan sido suspendidos por el cese de operaciones de aquellas empresas afectadas por las medidas tomadas por el Gobierno contra la pandemia mundial.

El gobierno dominicano dispuso que la Comisión Económica trabaje directamente con aquellas empresas que han disminuido sus operaciones a más de un 50 por ciento, a fin de disponer la cobertura de un porcentaje del salario, lo que puede llegar a los 8,500 pesos mensuales, con la finalidad de que mantengan en su nómina a sus trabajadores.

En ese mismo orden, las autoridades competentes tomaron algunas otras medidas, entre las que se dispuso la eliminación por parte de los bancos del pago mínimo mensual sobre el balance de la deuda de las tarjetas de crédito; así como de eliminar los cargos por mora. Con relación al banco estatal (Banco de Reservas), el gobierno decidió bajarle la tasa de interés al consumo con tarjetas de crédito al 1 % mensual.

En ese mismo orden y acatando a las disposiciones del presidente, el Banco Central de la República Dominicana tomó algunas medidas, entre ellas la reducción de las tasas de intereses y la inyección de recursos a los bancos, para combatir la crisis creada por el CORONAVIRUS. Por lo que los bancos deberán ser flexibles con los pagos de los préstamos personales e hipotecarios, de acuerdo con el gobernador del BCRD,  Héctor Valdez Alvizu, en espera de que la situación desatada por la pandemia no sea por más de tres meses y que el país pueda seguir su curso después de ser afectado gravemente en materia económica.

Por: Henry Valdez, M.A.

Mercadólogo, economista, catedrático y comunicador

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