Los ecuatorianos decidieron en un referendo en 2008 no permitir el establecimiento de bases militares extranjeras en la nación. Dieciséis años después, el actual presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha propuesto levantar esta restricción porque considera que son necesarias ante la escalada del narcotráfico y el crimen transnacional.
El asunto lleva décadas generando intensos debates. En 1999, bajo el gobierno de Jamil Mahuad (1998-2000), EE.UU. instaló en la ciudad de Manta, en la provincia de Manabí, un Puesto Operativo de Avanzada (FOL, por su siglas en inglés) con el propósito de luchar contra el narcotráfico.
El convenio, firmado para un periodo de 10 años, provocó un fuerte rechazo por parte de organizaciones políticas y sociales, que denunciaron violaciones a los derechos humanos por parte del personal estadounidense.
“Desde la instalación de la FOL en la base de Manta, se develaron algunos conflictos: aumento de trabajadoras sexuales, desalojo a familias campesinas, hundimiento de barcos pesqueros y la desaparición de pescadores, la interdicción de buques con migrantes, las limitaciones a las faenas de pesca por razones de ‘seguridad’ y el riesgo para las poblaciones cercanas a los polígonos de tiro”, detalló la Coalición No Bases.
“Ilegal e ilegítimo”
La coalición explicó que se trataba de “un enclave ilegal e ilegítimo de militares estadounidenses que gozaban de inmunidad” y “cuyas acciones vulneraron la soberanía nacional”. “Esta base, más que un control antinarcóticos, realizó operaciones de control migratorio y lucha antiterrorista; es decir, se convirtió en un apoyo al gobierno colombiano en su política militarista”, destacó.
Las demandas fueron recopiladas por una comisión especial y presentadas ante la Asamblea Nacional. En 2008, finalmente, se aprobó una nueva Constitución impulsada por el presidente Rafael Correa (2007-2017). Su artículo 5, reza: “El Ecuador es un territorio de paz. No se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. Se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjera”.
El convenido firmado con EE.UU. finalizaba en 2009. Correa no renovó el contrato y denunció que el acuerdo atentaba contra la soberanía nacional, al permitir el libre tránsito de militares estadounidenses. La base de Manta permaneció bajo control de Washington hasta el 18 de septiembre de ese año.
Un largo camino
El proyecto de Noboa debe todavía recorrer un largo camino. La Corte Constitucional tiene que valorar la propuesta y, de considerarla apta, pasará a la Asamblea, que decidirá si se aprueba o no. De darle luz verde, la reforma se presentará en referendo.
El mandatario considera que la decisión de prohibir explícitamente la operación de fuerzas castrenses foráneas no se tradujo en la recuperación de la soberanía nacional, sino de la entrega del país “al narcotráfico”. “Ese fue el primer pacto con el crimen trasnacional. En esta lucha por recuperar el país, es el pacto que tenemos que revertir y quebrar“, alegó el lunes, cuando realizó el anuncio en un video grabado desde la antigua base militar de Manta.
El jefe de Estado ecuatoriano dijo también que su administración intenta levantar el país que sus antecesores “dejaron de rodillas”, al convertirlo -en su criterio– en una “cuna del narcotráfico“.
“Culpar al pasado”
Su postura no está exenta de críticas. Según Nexo Digital Noticias, Noboa utiliza “este tema como una distracción ante la falta de avances en otras áreas cruciales, como la reactivación económica y la creación de empleo” y su enfoque se centra más “en culpar al pasado y en implementar medidas de carácter más militar que social o económico”.
Sobre este asunto, el expresidente Correa escribió en X: “¡Qué mediocre y mentiroso es este pobre hombre! Demuestra su total incapacidad y falta de moral. ¿También es esto parte del Plan Fénix? ¿Por qué no lo preguntó en la consulta popular?”.
El denominado ‘Plan Fénix’ es una de las bandera del Gobierno de Noboa, con el que prometió acabar con la violencia en Ecuador; sin embargo, hay dudas acerca de su existencia, puesto que nunca se ha mostrado el programa.
Por su parte, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, calificó de “colonialista” el proyecto. “Las dos cabezas del fascismo en el continente: Noboa, en Ecuador, y Milei, en Argentina. Milei ya le entregó un vasto territorio del Atlántico Sur al Comando Sur, ya se lo entregó, están construyendo bases militares en Argentina (…) ¿Cuánto costó la Independencia de nuestra tierra?”, cuestionó.
Maduro dijo que Noboa, por su parte, “se arrastra, se arrodilla” a los intereses geopolíticos de EE.UU., una nación que en su criterio, “busca imponer gobiernos sumisos y absolutamente entreguistas”.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) -integrada por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Antigua y Barbuda, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Granada, Dominica y Santa Lucía- denunció un “uso simulado de la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado trasnacional como pretexto para abrir los caminos para la interferencia en los asuntos internos de los Estados“.