Sector agropecuario es el más afectado tras cada huracán: PIB destinado se reduce tras una catástrofe.

Santo Domingo, RD.-Cada trabajo periodístico que toca el tema del cambio climático y República Dominicana, empieza igual. Este no será la excepción: El país, debido a su posición geográfica, presenta un alto nivel de exposición ante los embates de fenómenos atmosférico, a pesar de la “suerte que ha corrido” en los últimos años.

Aun así, en dos décadas, la media isla caribeña se ha visto impactada por decenas de eventos meteorológicos que han provocado pérdidas económicas millonarias, además de cientos de muertes, desbordamientos de ríos, inundaciones y zonas incomunicadas. Según se incrementa la temperatura promedio, aumenta el nivel del mar y así la frecuencia de fenómenos extremos (como los huracanes y ciclones), los cuales afectan principalmente la región del Caribe.

Si bien aun no se puede contabilizar los daños provocados por Fiona, primer huracán que entra directo a República Dominicana en unos 18 años, según el meteorólogo John Morales, no debería tardar mucho en arrojar números.

Según el Plan Nacional Emergencia, en un máximo de 120 horas después de un desastre, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) tiene que realizar evaluaciones que permitan identificar los sectores de mayor impacto humanitario para poder tomar las primeras decisiones relativas a la fase de emergencia.

Independientemente, en un estudio realizado por el Banco Mundial (BM) en colaboración con el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), señala que el daño anual promedio asociado a desastres se estima en US$420 millones (0.69% del producto interno bruto o PIB). Respecto a los daños extremos, por ciclón, pueden exceder los US$1,997 millones (3.3% PIB), con una probabilidad anual de 5%.

Fenómenos económicos

Cuando se observan los fenómenos atmosféricos con mayor implicación financiera en el país en los últimos 20 años, las estadísticas muestran fechas muy concretas. Solo entre 2002 y 2014, los daños económicos – nominal – ascienden a US$686.3 millones, siendo el huracán Jeanne (2004) el de más relevancia.

Un año antes, las lluvias e inundaciones dejaron daños y perdidas que sumaron más de US$61.3 millones. Se estimó en alrededor de un 0.2% PIB. Jeanne, que impactó el país el 16 de septiembre del 2004, arremetió como huracán categoría uno y la región Este fue la más devastada.

Dejó pérdidas por US$417 millones. Los daños totales se estiman en un 1.3% del PIB. Si bien no representó un monto extraordinario, requirió de asistencia externa por el poco espacio fiscal del que disponía el gobierno como consecuencia de la crisis financiera de 2003.

El sector turismo fue el que presentó mayores indices económicos involucrados. US$84.03 millones en total para ser precisos, de lo cuales US$47.97 millones fueron en daños y US$36.07 millones en perdidas.

Dos años después, las tormentas Noel y Olga, en 2007, provocaron daños cuantificados en US$437 millones. Solo Noel representó el 1.2% del PIB. Afectó directa o indirectamente a más del 70% de la población. Entre las personas directamente afectadas, más del 90% estaban bajo la línea de pobreza lo que obligó al Gobierno a asumir importantes gastos de compensación.

En 2007 se destinaron RD$3,000 millones en reasignaciones presupuestarias inmediatas (casi US$90 millones o el 1.1% del total de los gastos del Gobierno para ese año). En 2008, el gasto social en compensaciones a la población afectada y los montos de inversión requeridos requirieron de asignaciones presupuestarias adicionales o de alteración en las líneas presupuestarias inicialmente programadas.

Unos tres años después, el huracán Irene, en 2011, tuvo un impacto económico de RD$413 millones, y un PIB de 0.02%. En 2012, las lluvias tropicales implicaron unos RD$86 millones. Ese mismo año, el país recibió el huracán Isaac y Sandy, que dejaron daños de RD$929 millones y RD$993 millones, respectivamente.

Se estima que – en conjunto – las lluvias de noviembre del 2016 a abril del 2017, junto a los huracanes Irma y María, provocaron pérdidas que ascienden a unos RD$49,837.41 millones, equivalentes a US$1,044.37 millones. Esta pérdida representó un 7.98% del gasto público presupuestado para 2017, y el 1.5% del PIB del 2016.

Sectores

De acuerdo con el informe, el sector agropecuario suele ser el más afectado, no solo por el impacto como tal, sino por las consecuencias y el proceso de recuperación. Incluso, afirman que hay una cierta correlación entre la disminución del crecimiento del PIB agropecuario y el impacto de los huracanes en el país.

Indican que tras cada huracán que provocó pérdidas importantes en la economía, el crecimiento del PIB agropecuario se ve desacelerado y, de hecho, disminuye significativamente durante los meses después del evento. Jeanne fue una especie de excepción, pues su mayor impacto fue en la zona turística de la región Este.

Sin embargo, Irene (2011) afectó al menos el 0.35% del PIB agropecuario. Ese sector, en 2012, se vio impactado en un porcentaje de 0.07% por las lluvias. En ese mismo año, las consecuencias del huracán Isaac representaron en el 0.71% del PIB agropecuario mientras Sandy el 0.76%.

Estimaciones del Ministerio de Agricultura, indican que el 97% de los daños asociados a la tormenta Isaac se concentraron en la región sur, mientras en el caso de Sandy el 85% de los daños al sector agrícola se concentraron en esa región. En ambos casos no se reportaron pérdidas en la región este y muy pocas en la regiones norte y nordeste.

Si bien indican que los daños a nivel agregado entre 2007 y 2012 son insignificantes (0.01% del PIB por año en promedio), a nivel sectorial las diferentes lluvias y ciclones tropicales provocaron en promedio daños anuales de un 1.15% del PIB agropecuario.

En el caso del sector turístico dominicano, que se caracteriza por el “todo incluido” y una imagen de “sol y playa”, hace que dependa en gran medida del clima y del atractivo natural del país. En caso de un ciclón tropical, el poco grado de diferenciación del turismo o el débil vínculo emotivo desarrollado, hace que los turistas sustituyen más fácilmente el destino República Dominicana por otro.

Es decir, el paso de un ciclón, además de los daños a la infraestructura hotelera, provoca pérdidas indirectas por la disminución del flujo de turistas y requiere de esfuerzos y tiempo para recuperar la imagen del país en los mercados internacionales.

En el caso específico del huracán Jeanne que afectó muy particularmente la zona de Samaná y el este del país, se estima que las pérdidas indirectas provocadas por la disminución en el flujo de turistas representaron el 75% de los daños directos asociados a reconstrucción de hoteles y atracciones turísticas.

A nivel de ramo de actividad, la agricultura, la manufactura, el transporte y la vivienda parecen ser las actividades más vulnerables a ciclones tropicales, concentrando casi el 70% de los daños y pérdidas.

Gasto

Solo año 2007 (Noel y Olga) se tuvo que hacer la ejecución de US$89.5 millones adicionales (0.22% del PIB) para hacer frente a las necesidades durante la fase de emergencia y rehabilitación. A ese monto se le sumó US$58.7 millones que el Gobierno tuvo que reasignar por el paso de la tormenta Olga un mes después Noel.

Para poder financiar estos gastos extras se contrajeron US$100 millones en préstamos externos al Banco Interamericano de Desarrollo (US$20 millones) y al Banco Mundial (US$80 millones) en 2008 y 2009, respectivamente. A eso se suman una emisión de bonos internos por un monto de RD$5,000 millones (US$149 millones) a finales del 2007, lo que llevó el monto total de los nuevos préstamos contratados a más de US$249 millones (0.61% del PIB de 2007).

Solo los gastos en diferentes proyectos de rehabilitación y reconstrucción que se identificaron a corto plazo tras el paso de la tormenta Noel representaron un monto de más de US$301 millones.

En el 2012, el Gobierno, a través del 1% del que dispone la Presidencia, pudo liberar RD$200 millones (US$5 millones) en el caso de Isaac y RD$207 millones (US$5.2 millones) para hacer frente a la emergencia y mitigar los impactos de Sandy. En total, en seis meses, se asignó más de RD$407 millones (US$10.2 millones) para compensar aproximadamente el 21% de las pérdidas en el sector agropecuario.

De acuerdo con la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal), los daños y pérdidas sufridos por el sector privado representaron más del 66% del total, lo que implica que menos del 34% del impacto recae sobre el sector público de manera directa.

Una conclusión que destaca el informe es que mientras los eventos recurrentes pero de menor importancia han limitado el espacio fiscal, los eventos menos frecuentes pero más importantes han creado shocks significativos y pueden representar un riesgo importante para la sostenibilidad de las finanzas públicas.

En ese sentido, aunque los eventos de menor importancia no dejan de representar una carga que reduce el espacio fiscal, por lo general los Gobiernos suelen cubrir sus impactos con fondos de reserva o reasignaciones presupuestarias. Además, independiente del impacto que pueden tener los desastres para la sostenibilidad de las finanzas públicas, estos se ven potencialmente agravados por el nivel de endeudamiento del país.

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Por El Dinero