Los expertos utilizaron un georadar de alta resolución a gran escala para detectar su hallazgo.
Un grupo de arqueólogos del Instituto Noruego de Investigación del Patrimonio Cultural (NIKU, por sus siglas en noruego) encontró en septiembre un barco fúnebre vikingo de más de 1.000 años, enterrado en Edoy (More og Romsdal, Noruega), según lo informó el pasado viernes a través de su página web.
Los expertos del NIKU se valieron de mediciones hechas con un georadar de alta resolución, a gran escala, para localizar lo que resultó ser el cuarto barco fúnebre vikingo hallado. “Tendrá una gran importancia histórica”, explicó Knut Paasche, quien aseguró que la tecnología está siendo clave a la hora de saber más sobre nuestro pasado.
Los restos de la embarcación se encuentran justo debajo del suelo en un área donde anteriormente había un sepulcro. Los científicos detectaron un círculo de unos 18 metros de diámetro, marcado en los datos del georadar. En medio del montículo vieron una quilla —pieza que va de popa a proa por la parte inferior del barco y en la que se asienta toda su armazón— de 13 metros de largo.
Una puerta hacia el pasado
El NIKU cree que el barco fúnebre, que carece de proa y popa, pudo haber tenido una longitud total de entre 16 y 17 metros. Paasche detalló que estiman que pertenece al período merovingio o vikingo. Asimismo, los arqueólogos hallaron en los datos del georadar rastros de asentamientos que todavía no han sido fechados.
El objetivo de esta institución científica es ahora explorar otras partes de esa localidad noruega y sus alrededores, con la intención de lograr nuevos hallazgos que puedan “revelar más secretos” de la época vikinga.
La semana pasada, la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología anunció el descubrimiento de un particular sepulcro vikingo: una barca enterrada dentro de otra, con cadáveres de dos personas fallecidas con 100 años de diferencia.