Los antiguos instrumentos de piedra inicialmente se consideraron como una prueba de los primeros asentamientos humanos en la región.
Un grupo de investigadores argentinos demostraron que las primitivas herramientas de miles de años de antigüedad encontradas al noreste de Brasil, fueron fabricadas por antiguos monos capuchinos y no por humanos, como sostienen algunos científicos.
“Confiamos en que los primeros yacimientos arqueológicos de Brasil no sean de origen humano, sino que pertenezcan a monos capuchinos”, escribieron los autores del estudio publicado en la revista The Holocene. El trabajo de basó en una profunda investigación de los objetos hallados en la zona de Pedra Furada y varios sitios cercanos.
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Durante las excavaciones realizadas en un conjunto de más de 800 yacimientos arqueológicos se descubrió antiguas herramientas de piedra fabricadas con cantos rodados de cuarzo y cuarcita de hasta 50.000 años de antiguedad. Esto llevó a algunos especialistas a calificarlos como pruebas de los primeros asentamientos humanos en la región.
Sin embargo, nuevos hallazgos realizados en 2016 pusieron en entredicho esa teoría, mostrando que los monos capuchinos del noreste de Brasil son capaces de fabricar y utilizar una gran variedad de herramientas de piedra. Este descubrimiento planteó la posibilidad de que los monos —y no los humanos— pudieran ser autores de los artefactos encontrados en Pedra Furada.
Los investigadores compararon las herramientas de Pedra Furada con las que fabrican los monos capuchinos en la actualidad. Encontraron bastantes pruebas de que las rocas empleadas como martillos y yunques, para abrir nueces y vainas de semillas, eran sencillas en su elaboración y no fueron hechas por humanos.
“Nuestra revisión de las pruebas sugiere que los antiguos yacimientos de Brasil no pertenecen en realidad a los primeros americanos, sino que son producto de la actividad de los monos”, declaró uno de los autores, Federico L. Agnolín, en un comunicado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. “El resultado fue sorprendente: no hubo diferencias entre las supuestas herramientas humanas de hace 50.000 años y las que producen los monos en la actualidad”, agregó.