Santo Domingo, RD.- Vivimos, lamentablemente, en una sociedad donde se nos motiva más a consumir que a ahorrar. Somos propensos a endeudarnos para adquirir bienes (casas, vehículos, muebles, joyas, electrodomésticos, etc.) Para las personas con pobre educación financiera, con bastante frecuencia, esos financiamientos se convierten en un dolor de cabeza.

Muchos creen que la riqueza está fundamentada por la cantidad de activos que poseemos, lo cual no es correcto, pues si la gran mayoría o todos fueron adquiridos a través del crédito, lo que tenemos realmente son solo deudas.

Los bancos, para analizar nuestras solicitudes de crédito, además de un estado de resultados para calcular nuestra capacidad de pago, también suelen exigir un balance general donde pueden evaluar nuestros activos y pasivos, y por ende nuestro patrimonio.

El patrimonio de una persona es la diferencia entre sus activos menos sus pasivos. Si al realizar este cálculo el saldo es negativo, entonces esa persona debe más de lo que tiene, está prácticamente en una situación de insolvencia.

Desde el punto de vista contable, los activos son los recursos, derechos o bienes que poseemos. No obstante, si lo que deseamos es iniciar el camino hacia la libertad financiera es primordial que invirtamos en activos productivos.

Un activo productivo es aquel bien, recurso o derecho que nos genera ingresos de forma periódica, o sea, que nos genere flujos de efectivo. Por ejemplo, si tenemos un jet ski para disfrutarlo los fines de semana en la playa, aunque en realidad es desde el punto de vista contable un activo, no representa un activo productivo porque no nos genera rentas, al contrario, muchos gastos (combustible, transportación, mantenimiento, etc.), pero si, por el contrario, alquilo ese jet ski a los turistas y obtengo de esta manera dinero, entonces ya se convierte en un activo productivo.

Dentro de los activos productivos tenemos los activos financieros, donde canalizamos nuestros ahorros a instrumentos que nos generen una renta periódica o mejor aún, que adicionalmente, incremente su valor. Tal como menciona en sus libros Robert Kiyosaki, “debemos siempre pensar en obtener activos que pongan dinero en nuestros bolsillos”.

Pienso que es un cambio de pensar muy importante, pues generalmente adquirimos cosas que luego no usamos y, por ende, no le sacamos partido.

Un apartamento en la playa, que solo disfrutamos un fin de semana o feriados, podemos convertirlo en un activo productivo si lo alquilamos a turistas. Un vehículo se convierte en un activo productivo si con este hacemos negocios y nos ayuda a generar dinero. Solo para pasear, es un activo que genera gastos.

Nosotros mismos podemos convertirnos en activos productivos si invertimos en nuestra educación financiera y profesional. Capacitarnos, volvernos especialistas, tomar talleres, seminarios y cursos se pueden considerar inversiones que pueden incrementar nuestro rendimiento económico, pues estamos mejorando nuestras capacidades y habilidades.

Por ejemplo, si usted hace una especialidad en Prevención de Lavado de Activos y Financiamiento al Terrorismo, y esos conocimientos los usa para asesorar empresas y obtener igualas, entonces usted se ha convertido en un activo productivo.

Un buen objetivo financiero es procurar invertir más en activos productivos que nos generen flujos de efectivo. La idea es que con el tiempo los ingresos provenientes de activos productivos puedan cubrir nuestros gastos corrientes.

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Por El Dinero