La mayoría de los políticos dominicanos quieren llegar a ocupar algún puesto importante con un solo objetivo “HACER LO QUE LE’ DA LA’ GANA”, cometiendo abusador del poder. Se creen los dueños y señores del país. Humillan y amenazan a cualquier ciudadano que se encuentre por debajo de ellos, en el orden de jerarquía. Otro de sus defectos es que tratan de obtener las cosa con facilidad.

El abuso de poder es definido como la práctica de intercambio social en las que se ejecuta una conducta basada en una relación de poder, jerarquizada y desigual. En otras palabras, es una situación donde la autoridad o individuo que tiene poder sobre otros debido a su posición social, jerárquica, de conocimiento o riqueza utiliza ese poder para su propio beneficio.

La República Dominicana ha realizado cambios de autoridades en los diferentes poderes de nación, luego de que el país se cansará de ver, cómo algunos funcionarios de gestiones anteriores hacían lo que les daba las ganas con los recursos del Estado, imponiendo su poder por encima de cualquier ley del país.

En ocasiones el abuso de poder se comete debido a que quienes deben hacer cumplir las leyes nacionales, son muy flexibles o tienen temor de aplicarla a aquellos que las violan, por el poder político que ostentan.

Pero el problema lo tiene la sociedad. La población se adapta a vivir con esos abusos y los asume de forma normal, adaptándose al abuso y haciéndolo parte de su propia realidad.

Ponemos como ejemplo el caso del segundo teniente de la dotación policial de Monte Crísti y el senador de esa provincia. Si el comandante de la Policía no hubiese contado con un recurso de un audiovisual, la historia seria otra. 

El senador habría gestionado la cancelación de ese grupo de hombres que realizan su trabajo, se les formaría un expediente por mala conducta, saldría libre el detenido que estaba siendo protegido por el legislador, y quedaría el senador como un héroe ante la sociedad.

Pero gracias a la habilidad de los agentes de realizar una grabación, quedó evidenciado que la clase política dominicana sigue siendo una vergüenza, y qué aún la población no sabe elegir sus gobernantes.

Y así nos definimos como un “Estado Social y Democrático de Derechos” donde no hacemos valer lo que promovemos, tenemos derechos, no podemos permitir que ningún político y funcionario público quiera pasar por encima de nuestra leyes.

¿Hasta cuándo seguiremos viviendo así?

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