Empresarios y líderes de Conacado entienden que el Estado debe apoyar más a productores.

Santo Domingo, RD.- Pese al cierre de fronteras con el que ha tenido que lidiar el comercio internacional durante los últimos meses para frenar la propagación de la pandemia del covid-19, el cacao dominicano ha mantenido niveles de demanda moderados que le han permitido salir adelante a los comerciantes y sus productores asociados. Sin embargo, contar con mayor participación del Gobierno en la dinámica del sector contribuiría a mantener su productividad y lo robustecería ante futuras crisis.

Este planteamiento lo sostienen comerciantes como José Fernández Badía, fundador y gerente general de la empresa comercializadora del fruto que lleva su mismo nombre, quien considera que se necesita una mayor supervisión por parte de las autoridades en los procesos de producción, comercialización y exportación.

Explica que, dentro del sector cacaotero, las comercializadoras del producto agroalimentario mantuvieron su margen de ganancias gracias a que el sector exportador se mantuvo imparable durante toda la pandemia, evento que produjo un impacto mínimo comparado con las sequías estacionales con las que luchan los cacaocultores durante años y que merma la productividad de las plantaciones.

Sin embargo, considera que el Gobierno se encuentra poco conectado con las necesidades de los cacaocultores porque ha relegado sus principales responsabilidades al sector privado, lo que incidió, para muchos comerciantes en la provincia Duarte, en una falta de mano de obra, en especial durante los meses de marzo y abril, así como mayor gasto en costes operativos.

“Tuvimos muchos inconvenientes en la movilidad de las personas. Para los dueños de fincas, trasladarse se les complicó demasiado en ese momento porque los permisos que conseguían la policía les decía que no servían, que los habían cambiado (…) Yo tuve que mandarles una nómina de aquí entera para que liberaran a uno de los obreros que lo habían apresado de noche”, señala.

Explica que estos incidentes tuvieron un impacto directo en la economía de los pequeños productores, a quienes el temor por la pandemia y la incomunicación con sus principales clientes por la cuarentena, hizo que apostaran al comercio de otros productos.

Este es el caso de Ramón Antonio Joaquín, un pequeño cacaocultor “de toda la vida” que cosecha de sus tierras entre 100 y 150 quintales de las 180 tareas que tiene sembradas en El Cercado. Joaquín dice agradecer disponer de la venta de café, yuca, plátanos, yautías y otros víveres, con los que ha podido generar ingresos.

“Tú sabes que con esto de la pandemia la cosa está un poco lenta para la venta (del cacao) y uno se defendió ahí como pudo”, explica. Tras verse incapaz de vender los últimos 100 quintales que había cosechado, afirma que piensa mantenerse de la venta de sus otros productos en el corto plazo porque aún no sabe si pueda darle salida al cacao en lo que queda del año.

Abel Fernández, ejecutivo de la Confederación Nacional de Cacaocultores Dominicanos (Conacado), destaca que las autoridades tienen “mucho por hacer” para mejorar las condiciones bajo las que opera un sector que depende, en más del 80%, de la siembra de pequeños productores.

“Creo que las fincas (de los pequeños productores) tienen potencial para subir su productividad y duplicarla con el uso de buen material de siembra y con la debida asistencia técnica. Hay que trabajar en el desarrollo de ese material, en apoyar a los productores en la aplicación de paquetes tecnológicos y (…) en la titulación de las fincas para que los productores puedan ser sujetos de crédito y, en caso de que no hubiera una entidad que le provea estos servicios ellos, por sus propios medios, pudieran tener acceso a recursos frescos y hacer este tipo de inversiones”, plantea.

Sector mantiene resiliencia

De acuerdo a datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura, las exportaciones del cacao y sus derivados totalizaron US$164,836,300 durante los primeros ocho meses del 2020, lo que muestra un aumento de US$6 millones en comparación con el mismo período del 2019, cuando al país entrara un total acumulado de US$158,832,726.

Junio fue el mes en el que más dinero se recaudó por concepto de ventas de este rubro con US$34,499,997, precedido por mayo, mes en el que el valor FOB comienza a repuntar en consonancia con las medidas de desescalada tomadas por las autoridades con el objetivo de reanimar los sectores económicos cuya actividad se había ralentizado por la pandemia.

El cacao crudo orgánico representó el 95.3% de las entradas obtenidas de esta fruta, totalizando US$157,160,877. A este producto le siguió el chocolate y otros comestibles a base de cacao, que alcanzaron un valor acumulado de US$3, 710,619, constituyendo un 2.3% de ganancias generadas. Por su parte, la manteca, aceite y grasa del cacao se colocaron en el tercer lugar de productos demandados, con un valor de US$3, 399,884, para un 2.1% del total de ingresos en dólares.

Sin embargo, el sector exportó unas 834.42 toneladas de cacao y sus derivados menos en 2020, al pasar de 57,996.42 toneladas comercializadas el año pasado a 57,162 toneladas en el referido período, lo que indica que el precio mejoró en el mercado internacional. Coincidiendo con las recaudaciones, en junio se exportaron unas 12,184 toneladas.

“El corazón de nuestro negocio está en abril, mayo y junio. El pico de la pandemia coincidió con la temporada alta de la cosecha (de cacao)”, explica Francisco López, vicepresidente de Roig Agro Cacao, quien considera que, por esa razón, las exportaciones fluyeron pese a las restricciones del comercio internacional por la enfermedad provocada por el virus SARS-Cov-2.

José Fernández Badía destaca que gracias a este fenómeno el sector cacaotero fue uno de los pocos en el país que generó divisas en los momentos en los que el dólar escaseaba. “Meses atrás, nos llamaban los bancos desesperados porque no tenían dólares. Llegó un punto en que nosotros fijábamos el precio para la venta y no al revés”, recuerda.

Otro de los aspectos que permitió al sector mantenerse de pie fue que los precios se mantuvieron favorables para el mercado dominicano. Si bien Conacado advierte que los precios del cacao por tonelada se mantenían alrededor de los US$3,000 y que la alta especulación de los precios lo ha llevado a que hoy en día se cotice entre los US$2,500 y los US$2,700, para los comerciantes este precio sigue siendo “muy rentable” para dar salida a la cosecha orgánica del fruto que ocupa, actualmente, un 16.5% de las tres millones de tareas dedicadas a la agricultura total del país y que aporta al fisco, en promedio, unos US$208 millones cada año.

Paralelamente, Agricultura detalla que las importaciones de cacao y sus derivados descendieron en un 91.2% durante los primeros ocho meses del año en comparación con igual período del 2019, al pasar de US$18,165,829 durante los meses de enero-agosto del año anterior a US$16,559,230 en enero-agosto del 2020, por lo que el país invirtió US$1,606,559 menos en la compra de cacao a otros mercados extranjeros.

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Por El Dinero