John Allen habría trabajado “entre bastidores” para lograr que la Administración del expresidente Trump adoptara un tono más favorable a favor de Catar, tras la gran disputa diplomática que el país mantuvo con sus vecinos del Golfo Pérsico en 2017.

El FBI ha incautado datos electrónicos del general retirado del Cuerpo de Marines John Allen que apuntarían a que hizo declaraciones falsas y ocultó documentos “incriminatorios” sobre su papel en una campaña de cabildeo ilegal en el extranjero en nombre de la rica monarquía de Catar, según documentos obtenidos por AP.

El general, que lideró las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán bajo el mandato de Barack Obama y asumió en 2017 la dirección del influyente ‘think tank’ Brookings Institution, podría afrontar una causa penal por trabajar “entre bastidores” para influir en la política estadounidense a favor de Catar. 

Ello habría tenido lugar tras la gran disputa diplomática entre el reino árabe y varios países vecinos, que ese mismo año decretaron un bloqueo contra la nación por sus supuestos lazos con grupos terroristas, entre otras cuestiones.

Según el FBI, Allen proporcionó “una versión falsa de los hechos” sobre la naturaleza de su trabajo cuando fue entrevistado en 2020 por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley sobre los esfuerzos de cabildeo. Probablemente, violó la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA, por sus siglas en inglés), dijo el FBI en una solicitud de orden de allanamiento de 77 páginas que fue revisada por AP y que luego fue retirada del expediente, al parecer, porque había sido presentada por error.

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“Existe evidencia sustancial de que estas violaciones de FARA fueron deliberadas”, escribió el agente del FBI Babak Adib, en referencia a una ley que exige que quienes trabajan en nombre de intereses extranjeros se registren en el Departamento de Justicia y divulguen sus actividades.

De los documentos judiciales se desprende que Allen desempeñó un papel importante a la hora cambiar la respuesta de Estados Unidos. En particular, las autoridades sostienen que Allen presionó al entonces asesor de seguridad nacional H.R. McMaster para que la Administración del expresidente Trump adoptara un tono más favorable a Catar.

Funcionarios federales aseguran que el entonces secretario de Estado, Rex Tillerson, hizo exactamente eso dos días después, emitiendo un comunicado en el que pedía a otros países del Golfo que “relajaran el bloqueo contra Catar” y pedía “que no hubiera más escalada de las partes en el conflicto” en la región.

Como parte de la campaña de cabildeo —sostienen las autoridades policiales federales—, Allen viajó a Catar para reunirse con el emir gobernante del país y otros altos funcionarios. En la reunión, Allen brindó consejos sobre cómo influir en la política estadounidense y aconsejó a los cataríes “utilizar todo el espectro” de operaciones de información, incluidas las operaciones “en blanco y negro”, reza la declaración jurada. Las operaciones “negras” suelen ser encubiertas y, a veces, ilegales.

La investigación sobre Allen se enmarca en otra mayor en la que se han visto implicados dos estrechos colaboradores suyos, Richard G. Olson, exembajador en los Emiratos Árabes Unidos y Pakistán, que se declaró culpable de cargos federales la semana pasada, e Imaad Zuberi, un prolífico donante político que ahora cumple una sentencia de prisión de 12 años por cargos de corrupción. Varios miembros del Congreso han sido entrevistados en el marco de la investigación.

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