La crisis en la producción ha generado pérdidas de divisas, empleos y obliga al gobierno a reforzar estrategias para su recuperación.

Santo Domingo, RD.- El café dominicano está en uno de sus momentos más difíciles desde el punto de vista de su capacidad de producción. El Ministerio de Agricultura y el Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Coniaf) identificaron el primer brote de roya en 2010, principal enfermedad que afecta el café, en las comunidades de Chene, María Teresa y El Maniel, de Enriquillo, provincia Barahona.

La enfermedad se propagó rápidamente al 75% de las fincas en todo el país y afectó a casi 14,000 empleos directos. Las exportaciones, por vía de consecuencia, cayeron en alrededor de US$74 millones. La organización Oxfam destaca que el café se cultiva en pequeñas áreas y que el 95% de las fincas no pasa de 100 tareas. Cerca de 30,000 familias dependen de este cultivo en un área de 1.6 millón de tareas dedicadas a la producción.

Un informe del Consejo Dominicano del Café (Codocafé) refleja que los niveles de incidencia en algunas regiones llegaron a ser de un 70%. Geográficamente la producción se distribuye de la siguiente manera: región Sur, un 26%; regional Suroeste, un 22%; regional Norte, un 16%; y la Sureste, un 11%.

El café no sólo es una planta que genera valor económico directo, sino que se utiliza para reforestar montañas y cuencas acuíferas. Su vida útil se estima en 25 años.

Pese a que el país producía y exportaba café a diferentes mercados internacionales y generaba divisas, la crisis de producción ha obligado a República Dominicana a importar el producto para satisfacer la demanda interna.

Según datos del Centro de Exportación e Inversión (CEI-RD), el valor de la exportación de café pasó de US$34 millones en 2012 a US$11.7 millones en 2019, para una reducción absoluta de US$22.3 millones (un -65.58%). En lo que respecta a la importación del grano, pasó de US$1.9 millones a US$34.1 millones en este período, lo cual indica que se registró un incremento absoluto de US$32.2 millones (un 1,694.7%), según datos del Ministerio de Agricultura.

El presidente de la República, Luis Abinader, fue invitado a Rancho Arriba, provincia San José de Ocoa, por el presidente ejecutivo de Industrias Banilejas (Induban), Manuel Pozo Perelló, a conocer lo que esa empresa hace con miras a recuperar la caficultura dominicana. Le mostró al menos ocho nuevas variedades: Obata, Tupí, CR-95, RA 15, Acawá, Iapar59, Marsellesa y Lempira.

El escenario fue aprovechado por el jefe del Poder Ejecutivo para asegurar que recuperar el sector cafetalero es prioridad para el Gobierno, por lo cual, a través del Banco Agrícola (Bagrícola), gestionará RD$1,000 millones a tasa cero para dar apoyo financiero a los productores.

Según Abinader, el país ha pasado por la peor etapa en la producción de café y no solo por la roya, sino también por la falta de recursos. “Pero en este Gobierno vamos a volver a hacer del sector cafetalero uno de los pilares de la economía dominicana, brindando apoyo a los productores e incrementando la siembra de variedades que sean resistente a la roya”, dijo.

Sostuvo que impulsarán la recuperación del sector a través de alianzas público-privadas, ya que ninguna sociedad se puede desarrollar sin un trabajo en conjunto de ambos sectores. Adelantó que en los próximos tres meses trabajarán en un plan para hacer posible restablecer la producción e incrementar el cultivo y las exportaciones.

“El plan tendrá una ruta crítica de acción que nos permita volver a tener una producción fuerte y con los más altos estándares de calidad, para posicionarlo nuevamente en el mercado internacional”, resaltó.

El presidente ejecutivo de Induban entregó al presidente Abinader y al ministro de Agricultura, Limber Cruz, 100,000 plantas y dos toneladas de semillas de café de variedades resistentes a la roya, con el objetivo de hacer frente a la crisis que enfrenta el sector.

Pozo Perelló explicó que el 70% de las plantaciones de café se perdieron por la llegada de la roya al país, lo cual impactó de forma negativa en la producción nacional.

“El sector cafetalero necesita apoyo del Estado para la recuperación de la caficultura dominicana. Induban está comprometida a colaborar con el Gobierno a través de una alianza público-privada para que la producción de café pueda renacer”, destacó.

El proceso de recuperación permitiría al país amortizar el ingreso en divisas que en algún momento representó millones de dólares. La arábica y la robusta son las dos variedades de café que se siembran comercialmente en el país. En cuanto a la demanda, el primero se negocia en la bolsa de Nueva York a base de cien libras y su demanda es amplia, mientras el segundo en la bolsa de Londres, que se transa por toneladas, pero su demanda es limitada.

El ministro de Agricultura informó que a su llegada a la institución el país apenas contaba con un millón de hectáreas sembradas cuando años atrás era más del doble. Además, dijo, solo hay una producción de 600,000 quintales cuando antes se producía muchísimo más de un millón 400 mil quintales.

Cruz sostuvo que encontró plantaciones viejas con un rendimiento y una productividad promedio de 35 libras por tarea, cuando antes se producía alrededor de tres quintales.

“Pero no todo está perdido, porque tenemos las herramientas para recuperar el sector. La comisión de café sostendrá un encuentro para elaborar un plan que permita sacar el mejor resultado”, dijo.

El funcionario afirmó que la institución inició un proceso de recuperación de las áreas sembradas y, en apenas tres meses, han sembrado nueve millones de plantaciones de café, para cumplir con la meta de sembrar 100 mil hectáreas en el primer año.

En cuanto a los caminos vecinales, Cruz destacó que luego de la primera licitación que busca resolver esa problemática, están interviniendo más de 700 kilómetros en todo el país.

“La próxima licitación es de más de 300 kilómetros de caminos. Las semillas y plantas que tiene el ministerio serán sembradas en las áreas en las que tengan un mayor rendimiento”, puntualizó.

El administrador del Bagrícola, Fernando Durán, sostuvo que, debido al daño causado por la roya a las plantaciones cafeteras, República Dominicana pasó de ser un exportador importante de café a importador.

Afirmó que los agricultores también recibirán apoyo del Estado. Además, la entidad está implementando un nuevo programa para incentivar a los jóvenes a la producción.

Además, se mostró confiado en que, con la introducción de nuevas tecnologías para el control de las plagas y las enfermedades y la introducción de nuevas variedades más resistentes, el sector cafetalero podrá recuperarse.

Siembra de café

De acuerdo al director de Café Verde de Induban, Héctor Guerrero Noyer, el arábico cubre la mayor parte del territorio nacional y es donde hay la mayor cantidad de tierras y de productores concentrado en la cosecha de esa variedad. Sin embargo, ha registrado una caída estrepitosa y severa en los últimos años.

Entre 2002 y 2003, la producción andaba por los 418 mil quintales y se mantuvo así hasta 2012, cuando tuvo un pico de aproximadamente 465 mil quintales.

En ese mismo año empezó el ataque devastador de la roya, que afectó entre el 70% y 80% de las plantaciones, lo cual trajo como consecuencia una caída estrepitosa de la producción, que se colocó por debajo de los 100,000 quintales en cuatro años. “Esa caída provocó que el país deje de recibir unos US$45 millones por esa baja en la producción”, resaltó Guerrero Noyer.

Sostuvo que a partir de ahí ha habido un alza muy tímida y el año pasado se produjeron alrededor de 165 mil quintales y para este año se estima que puede subir entre 15 a 20 mil quintales, si las condiciones del clima se mantienen y la cosecha se puede recoger plenamente.

El cambio climático es el factor externo más considerable en la crisis del sector, debido a que trajo plagas y enfermedades, provocando que las plantaciones de café que ya estaban desnutridas y envejecidas no puedan resistir.

Entre los factores internos se destaca la parte de los materiales vegetativos, ya que están desactualizados, por lo cual es necesario adaptarlo a los tiempos de la agricultura moderna. Eso incluye capacitar a los agrónomos, fortalecer la extensión agrícola en los campos y eficientizar el uso de los recursos que se asignan.

Guerrero Noyer sostuvo que hace falta la firma de un reglamento que se encuentra en el despacho del consultor jurídico, el cual permitiría la aplicación legal a la ley que crea el nuevo Instituto Dominicano del Café. La transformación del sector se inicia precisamente con esa ley que cambia el marco regulatorio y la composición del consejo directivo.

Transformación

Hay cuatro pilares importantes en lo que se debe sostener la transformación del sector cafetalero. El primero es el conocimiento, ya que se debe tener una radiografía real sobre cuál es la situación del café, en qué lugar están ubicadas las zonas productoras, cuáles son las mejores regiones que se pueden sembrar, el tamaño de las fincas y la condición de los productores.

Según Guerrero Noyer, la mano de obra es otro factor clave para la recuperación del sector cafetalero, por lo que, al momento de la siembra, hay que tomar en cuenta que haya las personas suficientes para la recolección.

“Hay una desproporción entre la cantidad de empleados y la cantidad de quintales que el país producen”, dijo.

La institucionalización es otro pilar importante, ya que el nuevo Instituto Dominicano del Café tendrá que hacerse dueño de los proyectos cafeteros y empezar a lanzar la producción.

Además, tiene que haber un régimen de consecuencias para quienes violen las disposiciones que establece el reglamento y se debe hacer un nuevo plan que se ajuste a la realidad que vive el sector cafetalero.

Guerrero Noyer entiende que la tecnificación no se puede quedar, ya que el país debe tratar de tener todas las técnicas modernas del cultivo del café.

“Por suerte, no tenemos que inventarla, otros países y otras instituciones similares a nosotros se nos han adelantado y ellos están ahí, con su tecnología y sus avances, dispuesto para ofrecerlos”, añadió.

También se tiene que capacitar a los agrónomos, los técnicos y todo el personal que trabaja en el área del café, para lo cual existen escuelas y universidades que se dedican a preparar personas para el área cafetera.

El cuarto pilar es la ejecución de un plan a corto plazo que tenga efecto inmediato y que sirva de ayuda a los caficultores, debido a que está perdiendo la esperanza y la confianza en el producto.

“Por hay que mostrarles resultados y que ellos puedan ver que realmente vale la pena seguir en el negocio del café. Todo eso se logra si tenemos un órgano rector que sea el coordinador y el catalizador de todos estos esfuerzos”, dijo.

Plan de recuperación del café dominicano

Para lograr la recuperación del café dominicano es necesaria la construcción de una línea base, que permita conocer los antecedentes documentales, actores relevantes y toda la información que muestre lo que que realmente tiene República Dominicana, eso hará posible tomar decisiones puntuales, pero sobre todo certeras.

Así lo planteó la consultora especialista en café, Laura Esquivel, quien sostuvo que se debe tener una propuesta de intervención, la cual tendrá un perfil técnico y de aspectos legales si fuera necesario, para después aplicar un programa de ejecución.

El programa pretende establecer al menos cinco planes pilotos de cinco áreas diferentes del país, para que su éxito permita que sean replicados en todo el territorio. De acuerdo a la especialista, la medición, revisión y verificación son ejes transversales del programa, ya que son elementos vitales, debido a que la transparencia, la trazabilidad y el rendimiento de cuentas solo son posible con la información certera.

“Realizar esos procesos de la manera correcta, es lo único que hace que las cosas sean sostenibles en el tiempo y que se desarrolle”, agregó.

En cuanto a la cooperación digital, es vital para lograr aplicar los mejores procesos a la caficultura, por lo cual el Instituto del Café de Costa Rica, acompañará al país en todo el proceso, brindando asesorías en las regulaciones legales, la producción y sus costos, cobertura de estadísticas, estudios agronómicos y la parte tributaria.

“Esta última puede ser un factor o que nos ayude a desarrollar el país, o que no suma en un retraso y algunas condiciones de las que no se logre salir. Por tal razón, hay que visualizarlo y plantearlo de manera que sea eficaz para el país y los productores, porque sin ellos no hay producción”, resaltó.

Según Esquivel, otro punto esencial es contar con un planteamiento de implementación, que implica el desarrollo de los planes piloto, para replicar lo que llevará desarrollo a la actividad cafetalera.

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