El extraño roedor muestra el papel crucial de una vía genética en el control de una estructura primordial ancestral que da origen a los genitales y las extremidades posteriores.

Un equipo de bioingenieros del Instituto Gulbenkian de Ciencia (Portugal), obtuvo accidentalmente un embrión de ratón con patas extra en la zona donde debían de estar sus genitales. Los científicos se sorprendieron al descubrir que producto de su manipulación genética habían obtenido un roedor de 6 patas.

Desarrollo embrionario

Investigaciones anteriores apuntan a que el cuerpo de los vertebrados se construye secuencialmente en una progresión de cabeza a cola. También indican que existen marcadas diferencias en el control del desarrollo de las extremidades superiores y las posteriores. Además, se conoce que, en la mayoría de los animales de 4 extremidades, el desarrollo de los apéndices traseros y los genitales externos están controlados por las mismas estructuras básicas ancestrales.

Anastasiia Lozovska et al / Nat. Comms

El biólogo Moisés Mallo estaba estudiando una de las proteínas receptoras Tgfbr1, que desempeñan un papel clave en la activación de los procesos de desarrollo embrionario del tronco a la cola. Los científicos querían ver cómo las alteraciones en el gen Tgfbr1 en embriones de ratón, a mitad de su desarrollo, afectaban el crecimiento de la médula espinal.

Sorpresa total

Sin embargo, después de inactivar el gen del receptor Tgfbr1, la estudiante de posgrado de Mallo, Anastasiia Lozovska, le comunicó que habían obtenido embriones de ratón con 6 patas y sin pene ni clítoris. También le señaló que las patas adicionales crecían donde se suponía que debían crecer los genitales externos. El resultado fue una sorpresa para el equipo científico. Su hallazgo llevó la investigación por un camino inesperado. “Yo no elegí el proyecto, el proyecto me eligió a mí”, comentó Mallo.

Luego descubrieron que las proteínas del receptor Tgfbr1 estaban directamente involucradas en el control del desarrollo de ciertas protoestructuras que se convierten en extremidades o genitales. Estas proteínas actúan cambiando la forma tridimensional en que el ADN se pliega en las células que forman las estructuras.

Nuevas líneas de investigación

Anastasiia Lozovska et al / Nat. Comms

Los hallazgos ofrecen una nueva alternativa para la investigación sobre las vías de señalización de Tgfbr1 y el papel que desempeñan en el desarrollo de otras partes del cuerpo. Los investigadores sospechan que también pueden desempeñar un papel en la forma en que las células cancerosas hacen metástasis. También están examinando si el mismo mecanismo subyace al desarrollo del hemipene reptil, un pene doble que, en las serpientes, se forma a partir de órganos primordiales en lugar de patas. El estudio fue publicado recientemente en la revista científica Nature Communications.

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