Mandatos sin explicación lógica son entendidos por los hijos al llegar a la adultez. Comprendemos al fin una lección que los padres nos daban y que desciframos al madurar.
Vemos defectos y virtudes en nuestros progenitores. Vemos predilecciones y distancias. Esaú sabia que era favorito de su padre y Jacob que era el especial de su madre. Desde niños se alinearon a sus padres preferidos.
Las alianzas las ven nuestros hijos. Las alianzas traen rencores y discordias entre hermanos. Las enemistades vienen a ser generadas por las alianzas de un progenitor con un hijo o hija.
Nuestros hijos ven la desdicha conyugal. Los conflictos de pareja. El maltrato físico y verbal. Pueden ver nuestro estado de ánimo.
También pueden ver cómo manejamos nuestras emociones y podemos ser los modelos de control emocional.
Son muchas pautas que nuestros hijos observan en nosotros; pero las que he mencionado requieren reflexión y que procuramos cambiar.