Las torrenciales lluvias del 18 de noviembre causaron pérdidas por RD$8,000 millones, de los cuales alrededor de dos tercios corresponde a la producción de alimentos.

Santo Domingo, RD.-El sector agropecuario dominicano juega un papel clave en la economía y la sociedad. No solo genera productos para exportación, sino que además brinda empleo y seguridad alimentaria. Sin embargo, en la última década ha aparecido un factor preocupante para el sector: el cambio climático. Esta preocupación está centrada en la forma en la que este fenómeno está afectando la producción de distintos rubros debido a las sequías, cambios en los regímenes de precipitaciones y aumento de la temperatura.

El presidente de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), Osmar Benítez, sostiene que el cambio climático es una realidad que se debe trabajar para mitigar su impacto en el sector. Citó como ejemplo el estudio que realizó el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), donde se establece que se han perdido más de RD$2,000 millones por huracanes, inundaciones y sequía. “Nosotros tenemos que trabajar en este tema para mitigar el impacto del daño para adaptarnos y que nos afecte menos”, dice.

El sábado 18 de noviembre de 2023 en el país se registraron acumulados de 431 milímetros de lluvia producto de un disturbio tropical, lo que representa una cifra histórica, según autoridades de la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet).

De acuerdo con la directora de la Onamet, Gloria Ceballos, este ha sido el evento de mayor precipitación pluvial jamás ocurrido en territorio dominicano sobre áreas específicas, superando lo ocurrido el 4 de noviembre de 2022 cuando cayeron 266 milímetros. La servidora pública sostiene que la aparición del fenómeno atmosférico fuera de la temporada de huracanes, que va desde el primero de junio hasta el 30 de noviembre, se debe al cambio climático.

Tras el disturbio, el presidente, Luis Abinader, reportó pérdidas por RD$8,000 millones de los RD$5,000 millones corresponden al sector agrícola. El viceministro de Producción y Mercadeo, Eulalio Ramírez, indica que las zonas que más sufrieron estragos fueron Rancho Arriba, en San José de Ocoa; El Rosario, Padre de las Casas y Palmar de Ocoa, en Azua; Baní, en Peravia; en San José de Ocoa, San Cristóbal, San Juan, Monseñor Nouel y Sánchez Ramírez.

Tal como explica Max Puig,vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático, los fenómenos atmosféricos de este tipo son cada vez más frecuentes, poderosos, destructivos y menos previsibles y, por consiguiente, los daños son mayores. “Están cambiando las condiciones de producción, incluso datos científicos aseguran que las plantas necesitan más agua porque hace más calor, pero resulta que hay menos”, expresa.

El Plan Nacional de Adaptación para el Cambio Climático en República Dominicana indica que las temperaturas mínimas y máximas muestran un incremento en sus valores promedio anuales, donde existe un aumento tendencial generalizado de entre 2°C y 3°C en los valores promedio anuales de temperatura mínima y de 1°C a 3°C en la temperatura máxima, lo que implica condiciones cada vez más cálidas que evidencian un ciclo hidrológico más intensificado. Lo anterior facilita la ocurrencia de eventos extremos de lluvia y con ello mayor propensión a inundaciones repentinas.

Puig sostuvo que el estrés hídrico, es decir, una situación en la que hace falta agua, amenaza a varias demarcaciones del país. “Hay algunas donde habrá más sequías y otras donde las precipitaciones serán más recurrentes”, comentó. En ese sentido, sugiere proteger las cuencas, no solo construyendo presas, sino manteniendo y mejorando las condiciones en las que se produce el agua haciendo planes de reforestación.

La precipitación total anual planteada en el documento refiere que a nivel nacional no se muestra un patrón claro de disminución o aumento, ya que la mayoría de los sitios analizados indican un aumento mínimo relativo en sus valores totales de lluvia. No obstante, las provincias del sur, sureste y central son las que presentan los aumentos de lluvia total más notorios.

En términos de escenarios de clima futuro para República Dominicana, el documento concluye que las temperaturas mínimas aumentarán de entre 1°C y hasta 3°C hacia 2050 y alcanzarán valores de cambio de entre 2°C y hasta 6°C hacia el 2070, donde sólo la provincia de Independencia (Jimaní) podrá presentar cambios negativos (temperaturas más frías) de entre -1°C y -2°C durante el período lluvioso.

Para el 2070, los cambios aumentarán más de entre 2°C y hasta 6°C, siendo más evidentes los cambios en las provincias de Barahona, Monte Plata, La Romana, Hato Mayor y San Juan, siendo este último el más extremo.

Las temperaturas máximas tendrán un incremento más marcado, generalizado y podrán aumentar de entre 2°C y 3°C hacia el 2050 y de 3°C a 5°C hacia el 2070. Existe la excepción de las provincias de Samaná e Independencia podrán mostrar cambios, pero con valores cercanos a su variabilidad natural, la cual hoy en día muestra cambios de entre 1°C y 3°C. Se destaca que serán las provincias de Barahona, Monte Plata, Distrito Nacional, Hato Mayor y San Juan donde podrán ser más notorios estos cambios.

Con respecto a la temporada de secas (diciembre-abril), podrá intensificarse aún más hacia el 2050 y 2070. A nivel puntual y bajo cualquier tipo de forzamiento activo los modelos coinciden mayormente en una disminución en la lluvia total de hasta 50% respecto a los valores históricos en las provincias de Independencia, Puerto Plata, San Juan y Santiago, así como disminuciones de entre 10% y 30% en provincias como Samaná, Altagracia, Barahona, Hato Mayor y el Distrito Nacional.

El inicio de las lluvias podría presentar un aumento súbito en las precipitaciones totales acumuladas tanto hacia el 2050 y 2070.

Existe coincidencia en los resultados de los modelos en ambos horizontes de tiempo de presentar incrementos de más del 100% (principalmente en Herrera, Barahona y San Juan). Este resultado coincide con las zonas más afectadas por el último episodio de lluvias torrenciales ocurridas este año.

Producción

Los cultivos necesitan tierra, agua, luz solar y calor adecuados para crecer. El cambio climático altera el desarrollo y el ciclo productivo de las plantas, adelantando las épocas de floración y cosecha y disminuyendo el rendimiento. Además, las variaciones de las temperaturas y de las estaciones promueven la proliferación y propagación de plagas y malezas.

El Instituto Internacional sobre Políticas Públicas Alimentarias (IFPRI, siglas en inglés) señala que su efecto reduce ligeramente el crecimiento en el consumo de carne y causa una caída más importante en el consumo de cereales. Por lo tanto, se afecta la seguridad alimentaria de las personas. Por tanto, sugiere es necesario invertir agresivamente en la mejora de técnicas de producción más sostenibles para lograr un aumento en el consumo de calorías que baste para compensar los impactos negativos del cambio climático en la salud y bienestar de la niñez.

Benítez asegura que tiene un compromiso con los agricultores y el medio ambiente en República Dominicana. “El impacto que tiene el cambio climático en el medio ambiente es crítico para la producción de comida en el país”, comunica. Agrega que este tema es serio ya que se han registrado episodios extremos de sequías e inundaciones.

El comportamiento de la actividad agropecuaria ha sido significativamente condicionado, diferente a los demás sectores de la economía, por una mayor exposición de las variaciones climáticas, principalmente por los cambios extremos tanto en inundaciones como sequías (lo que aumenta la incidencia de plagas entre otros impactos), existencia de incentivos de políticas públicas y variaciones de precios en los mercados internacionales en la última década.

¿Posible solución?

El informe “Plan nacional de adaptación para el cambio climático en República Dominicana” señala que el país tiene una alta vulnerabilidad a los impactos del cambio climático, por lo que resulta crítico iniciar un proceso de adaptación.

Indica que sus impactos agregan un estrés adicional a los sectores económicos, en particular al turismo y al sector agrícola. Recomienda, por lo tanto, que es importante considerar el cambio climático en las políticas sectoriales y fortalecer las capacidades locales para enfrentar esos desafíos.

Refiere que la agricultura tiene el potencial de ser parte importante de la solución con medidas de mitigación en sinergia con la adaptación reduciendo una parte importante del monto global de las emisiones a través de medidas de agricultura climáticamente inteligentes que promueven la productividad, resiliencia (adaptación), reduce/elimina los gases de efecto invernadero. En lo adelante, el tema ha de ser más tomado en cuenta por las autoridades.

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