Norma Duarte explica los beneficios de un método de intervención psicológica que combina la neurociencia con las terapias basadas en la conversación con los pacientes.

Santo Domingo, RD.-Los seres humanos le deben mucho de su evolución y bienestar como especie a sus cerebros. Más allá de las tareas diarias que ejecuta para que el cuerpo pueda actuar, sentir, percibir y relacionarse con el mundo que le rodea, este complejo órgano también alberga algo tan abstracto como valioso: la mente.

En ella, más de 60,000 pensamientos surgen de manera automática y repetitiva cada día, señala la Sociedad Española de Medicina de Familia y Medicina Comunitaria (Semfyc). Avalado en diversos estudios la institución subraya, sin embargo, que el 80% son negativos, una muestra de lo mucho que puede impactar el diálogo interno en la salud mental.

Mejorar la comunicación que una persona sostiene consigo misma para identificar, sanar y prevenir trastornos como la ansiedad, el pánico y la depresión es el enfoque del Centro Neuropsicológico Nuevo Comienzo, que implementa el neurodiálogo: un método en el que los psicólogos combinan la neurociencia con las conversaciones con sus pacientes a lo largo del acompañamiento profesional.

“Nos orientamos en la intervención para que el usuario conozca qué está pasando en su cerebro y que produzca los bioquímicos (que necesita) por sí mismo” durante el tratamiento, explica Norma Duarte, quien dedicó su tesis doctoral al estudio de la neuropsicología bajo este abordaje, “inédito” en República Dominicana y poco conocido en América Latina y el Caribe.

El tratamiento inicia con las pláticas con el usuario, señala la fundadora del centro, en las cuales se formula una hipótesis sobre la situación particular que puede estar aquejando la salud mental del paciente y estimar por cuánto tiempo requerirá de la intervención. A este paso le sigue un referimiento médico, para “revisar los valores bioquímicos del sistema del paciente”.

Una vez que el especialista cuenta con los resultados empieza el abordaje del problema. Dependiendo del caso de cada paciente, se implementan herramientas tanto neurocientíficas como de la psicología tradicional. “Lo que hacemos es que entendemos el inconsciente desde la realidad bioquímica y a eso le llamamos neurodialógica”.

Algunas de las herramientas implementadas trabajan en mejorar la memoria, la concentración y la atención consciente, como los test de Luria o “Enfócate”, una estrategia de intervención de origen español que trabaja estos aspectos en adultos y niños hiperactivos.

Pacientes

Los casos más comunes que les ha tocado trabajar al Centro Neuropsicológico Nuevo Comienzo con este abordaje han sido los pacientes con ansiedad, depresión y ataques de pánico de todas las edades, así como infantes con trastornos del neurodesarrollo–como el autismo– y dificultades de aprendizaje–como la dislexia y la discalculia–.

“Trabajamos el aspecto emocional, el aspecto psicopedagógico y el aspecto socializador. Bajo esos tres enfoques, planteamos un programa para cada niño o niña que esté presentando cualquier tipo de anomalía”.

De hecho, Duarte explica que el neurodiálogo se puede entablar desde la vida intrauterina, en madres que pasan por un proceso de depresión y en los que esta herramienta promueve entablar un diálogo interno “más saludable, una interacción en la que se produzca un apego sano”, de la madre con su criatura.

Los especialistas del centro trabajan de la mano con una psiquiatra para los casos de depresión y ansiedad, los cuadros en los que más se ha utilizado la neurodialógica y a los cuales se les suele dar un seguimiento de 10 sesiones terapéuticas, en donde evalúan la periodicidad de las sesiones, si semanales o quincenales. A medida que los progresos se evidencian en la regulación de los valores bioquímicos del usuario “le damos una distancia de un mes y hasta de dos meses para que vuelva a la terapia”.

La neuropsicóloga aclara que, para acceder a esta intervención, las personas no necesitan tener presente una afectación, sino que pueden solicitar el neurodiálogo para entrenarse, bajo las directrices terapéuticas, “sobre cómo fluir” en esa conversación interna, incidiendo positivamente en su bienestar mental y en la manera en la que se comunican y relacionan con los demás en su entorno.

Cuidar la salud mental

Independientemente del enfoque con el que trabajan los especialistas, recurrir a profesionales de la salud mental debe ser una prioridad para quien quiera retomar y mantener una vida en bienestar, y más en un contexto en el que la pandemia provocada por el covid-19 desató otra: la de los trastornos mentales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada ocho personas en el mundo (alrededor de 970 millones) padece de algún trastorno mental, definido como “una alteración clínicamente significativa de la cognición, la regulación de las emociones o el comportamiento de un individuo”.

Los casos de ansiedad y depresión sufrieron aumentos de un 26% y de un 28%, respectivamente, luego de los efectos de las restricciones sanitarias aplicadas para controlar la propagación de covid-19 en 2020, lo que ha vulnerado aún más a los sistemas de salud, a menudo desprovistos de la cobertura universal y de las prestaciones necesarias para atender esta problemática. La capacidad de respuesta insuficiente de los centros de salud genera pérdidas a la economía global de US$1 trillón cada año, de acuerdo a la entidad multilateral.

En 2019, el Ministerio de Salud Pública estimó que los trastornos mentales afectan a aproximadamente un 20% de la población dominicana, siendo el más frecuente la ansiedad, en un 5.7%, (con 570,312 casos atendidos en ese entonces) y la depresión, con una prevalencia de 4.7% (464,164 casos) antes de la pandemia.

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Por El Dinero