Jake Sullivan y Salomé Zurabishvili discutieron el proyecto de ley de agentes extranjeros.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, se reunió este viernes con la presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, para discutir el proyecto de ley de agentes extranjeros que provocó protestas masivas en el país esta semana.
Así lo informó el portavoz de Seguridad Nacional, John Kirby, quien subrayó que Washington “sigue apoyando el futuro democrático de Georgia y sus aspiraciones transatlánticas”. “Jake [Sullivan] dejó claro a la presidenta Zurabishvili que vamos a seguir trabajando con ellos en ese sentido”, dijo.
La reunión se produce el mismo día en que el Parlamento de Georgia votó en sesión plenaria en contra del proyecto de ley sobre agentes extranjeros tras las protestas que sacudieron el país desde el martes.
Anteriormente, la propia Zurabishvili, quien se encuentra de visita oficial en EE.UU., grabó un mensaje en el que expresó su apoyo a los manifestantes.
Cabe destacar que previamente el vocero del Departamento de Estado de EE.UU., Ned Price, había expresado que Washington estaba preocupado por la aprobación de dicho proyecto de ley, calificándolo como “un tremendo retroceso en las aspiraciones del pueblo de Georgia y en la posibilidad de que EE.UU. siga siendo un socio para el pueblo de Georgia”. “Cualquiera que vote a favor de este proyecto de ley sería responsable en parte de poner en peligro esas mismas aspiraciones euroatlánticas del pueblo de Georgia. No queremos que eso ocurra”, indicó.
Asimismo, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, subrayó que el proyecto de la ley es “incompatible con los valores y normas de la UE”.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró en una entrevista este viernes que la situación en torno al proyecto de ley sobre agentes extranjeros fue solo un pretexto para iniciar un intento de cambio de poder por la fuerza en Georgia. En su opinión, los acontecimientos de Georgia están “orquestados” desde el exterior, empujados por el deseo de crear un factor de irritación cerca de las fronteras rusas.
